Niños en supermercados en época de coronavirus

Estoy tan indignada que no sé ni por dónde empezar.

Resulta que tenemos a nuestros hijos encerrados en casa durante más de mes y medio portándose como unos auténticos campeones. Son nuestros pequeños héroes y nos están dando a los padres una lección de vida digna de recordar. Y, ahora, que el gobierno ha decretado que del próximo día 27 de abril van a poder salir a la calle, establece que van a poder salir, pero ¡ojo!  no a pasear… los niños van a poder salir de casa para acompañar a uno de sus progenitores al supermercado, la farmacia, banco, estanco o quiosco. Y a mi me entra la risa nerviosa.

A ver, yo no sé vosotros, pero yo el supermercado lo piso más bien poco y si pudiera ni iría. Es el lugar más desagradable y más estresante al que podemos ir actualmente; largas colas, gente nerviosa, estantes vacíos, megafonías pidiendo por favor que la gente compre únicamente lo que necesite para no desabastecer al resto de la población… Yo no soy psicóloga infantil, pero después de tener a los niños en casa encerrados un mes y medio, algunos sin terraza, ni siquiera un triste balcón por un bicho que anda suelto, que alguno entienden y otros no, meterlos en el supermercado con la situación que se vive en ellos actualmente, no me parece lo más adecuado, ni sano para ellos. No creo que para la vuelta a la normalidad del menor lo mejor sea meterlo en un supermercado.

Ya no hablemos del sinsentido que tiene llevar no sé cuántos días de confinamiento escuchando a las autoridades pedir que sólo se salga del domicilio para obtener bienes de primera necesidad, que se salga las mínimas veces posible para proteger a los trabajadores y a los demás ciudadanos, que tomemos ciento cincuenta medidas de seguridad e higiene porque los establecimientos son centro de focos de infección y vamos, y ahora nos llevamos allí a los niños… los niños que, además, según tengo entendido, son vectores de contagio. ¡¡Con un par!!

A mi todo esto me suena a: ¡Ostras! los niños todavía no pueden salir, pero ahora no podemos retractarnos. No pasa nada, decimos que se los lleven a comprar y casi nadie lo va a hacer. De verdad que otra explicación, a mí no se me ocurre. Conclusión, los padres se van a llevar a los niños a comprar el pan dando la vuelta al barrio.

Qué pena vivir en un país que menosprecie tanto la importancia que tienen los menores en nuestra sociedad. Son nuestro futuro y mientras no los valoremos, no los cuidemos y no nos preocupemos por su educación y salud física y mental, no habremos aprendido ni avanzado nada.

PD: Estoy escuchando las noticias y parece que el gobierno va a rectificar. Esperemos que sea así, porque si no, es de juzgado de guardia.

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