Este post se publicará a principios de abril porque tengo otros programados antes, pero lo estoy escribiendo el día 17 de marzo a la 1.00 de la mañana.
Y es que, los peques llevan sin mamar casi 48 horas. Desde el día 15 de marzo a las 4.00 de la mañana.
¿Por qué he decidido destetarlos?
Mi intención no era destetarlos yo, sino que se destetaran ellos mismos de forma natural y voluntaria.
Me costó tanto instaurar la lactancia materna a demanda con mellizos que una vez transcurridos los primeros seis meses, pensé que sería capaz de continuar con el pecho hasta que ellos quisiesen.
¿Cuál ha sido el problema? La realidad es que se han juntado varios factores que nos han hecho provocar el destete.
El primer motivo es que al pasarlos a su habitación, por el problema con la cuna y dejar de colechar en la cama de matrimonio, yo me paso las noches enteras de una cama a otra en función del peque que reclama el pecho y teniendo en cuenta que Arán se despierta unas dos veces (noches buenas) y Ona rara vez se despega de la teta, os podéis imaginar cómo eran mis noches.
Me pasaba las noches de una cama a otra y me despertaba con dolor de cuerpo, cabeza y muy muy cansada y es que rara vez dormía más de una hora y media seguida.
Ante este panorama, mi primera opción fue, una vez tuvimos arreglada la cuna, volver a hacer colecho, pero los peques se han adaptado tan bien a su habitación y a dormir en sus camas que cuando les damos a escoger dónde quieren dormir eligen su habitación.
El segundo motivo es mi trabajo. Los peques tienen casi dos años y durante este tiempo al ser autónoma le he dedicado muy poco tiempo al trabajo y ahora necesito y debo dedicarle más tiempo. Además, tengo que hacer varios cursos de formación para sacarme una acreditación de mi especialidad lo que implica que pase un poco más de tiempo fuera de casa.
Esto, no sería un problema con la lactancia materna prolongada si los peques no fuesen tan demandantes y no se durmiesen solo con la teta. Pero como son tan altamente demandantes los dos, no puedo ausentarme demasiado de casa o llegar muy tarde porque cuando quieren dormir y no está la teta se ponen chinchosos y llorones y para mi es un sufrimiento no poder atenderles y para mi marido un sufrimiento no poder calmarlos.
El tercer motivo es el trabajo de mi marido. En breve vuelve a trabajar y él también necesita descansar más horas por las noches porque aunque soy yo la que se pasa la noche de una cama a otra y la que les da el pecho, muchas noches se acaban despertando los dos peques llorando a la vez y si no puedo atenderles en ese momento porque estoy atendiendo al herman@, es mi marido quien se ocupa del que esté llorando o desvelado y es él el también quien se levanta una hora antes que el resto para sacar a Nuka.
Ante esta situación, decidimos hace algo menos de dos semanas que lo mejor, muy a nuestro pesar, sobre todo al mío porque dar el pecho es una experiencia increíble y un vínculo precioso, era destetar a los peques y decidimos que lo haríamos en Semana Santa, es decir, en un par de semanas para no tener que estar pendientes del trabajo y poder estar por ellos 100% teniendo en cuenta que no iba a ser fácil y que las noches iban a ser muy duras.
Pero ¿por qué los hemos destetado antes? Porque yo llevaba prácticamente una semana sin dormir. Los peques estaban muy muy demandantes y no me daban tregua ni de día ni de noche y justo la noche de antes de ayer nos volvió a pasar que se pusieron los dos a llorar a las 4 de la mañana porque querían teta y entre meternos los tres en la misma cama y el poco espacio, el resultado fue que nos dieron las 5.30 de la mañana y estábamos todos despiertos y yo con el pecho muy dolorido ya de toda la noche dando de mamar sin descanso.
Así que, les dije a los peques que la teta estaba tan cansada que se había roto y que no funcionaba. Con esta excusa conseguimos, no sin esfuerzo, que se acabasen durmiendo y mi marido me dijo que si decidía destetarles luego no nos echásemos para atrás para no hacerles pasar a ellos por un destete forzado dos veces.
Yo que estaba tan cansada, en ese momento vi clarísimo que era el día idóneo para empezar el destete, pero no conté con que se haría de día y me daría cuenta de que quizás yo no estaba preparada para destetarlos.
¿Cómo me siento?
Fatal. Estoy muy muy triste y llevo dos días llorando por los rincones. Me da una pena horrible destetarlos. No es así como quería que acabase la lactancia.
Aunque sabía que no podría alargar mucho más la lactancia por tema de cansancio, sueño y malestar general por la falta de descanso (sobrevivo gracias a azúcar y paracetamoles), no tenía que haber sido tan impulsiva y haberme dejado llevar por un mal momento y tendría que haber esperado a Semana Santa. Por ejemplo quería hacerme fotos dándoles el pecho, la mayoría que tengo eran muy pequeños, y así recordar esta etapa tan bonita y ahora ya no las tendré.
En estas 48 horas me he arrepentido mil veces de destetarlos. Me puede el sentimiento de no querer cerrar esta etapa, pero aunque quisiera, ahora no puedo echarme para atrás, porque ellos lo están llevando muy bien y no puedo hacerles pasar por esto dos veces, sería muy injusto para ellos pobretes.
Estoy muy triste. Seguramente para muchas madres mi reacción sea exagerada y seguramente tengan mucha razón, pero así es como lo estoy viviendo. No lo estoy llevando bien. Tengo la sensación de que estoy fallando a los peques y de que me he rendido demasiado pronto.
Ahora mismo tengo dos «yo» internos.
Mi yo interno primero que sabe que para mi salud y descanso no era bueno seguir con ese ritmo.
Mi yo interno segundo que está deseando entrar en la habitación de los peques, despertarlos y darles teta.
Confieso que desde que fui consciente de que esto del destete iba en serio, he deseado más de una vez que pase algo que justifique que tenga que volver a darles el pecho…
Supongo que también se me hace tan duro porque no sé si tendré más hijos y pensar que no volveré a amamantar ni volveré a vivir la experiencia me parte el alma.
A todo esto hay que sumar el dolor de pecho que tengo. Me voy sacando leche con el sacaleches, pero aún así me duele mucho, espero no coger mastitis.
¿Cómo lo llevan los peques?
Por el momento mucho mejor de lo que pensábamos.
El primer día fueron pidiendo bastantes veces teta, pero como lo entienden todo, ellos mismos se iban explicando el uno al otro que la «teta estaba rota y no funcionaba, pero que no pasaba nada»…
La primera noche bastante bien también. Estaban tan cansados de no haber hecho siesta al no tener teta que Ona solo se despertó a las 4 de la mañana (aunque no se durmió hasta las 5.30) y Arán solo se despertó a las 5 de la mañana, pero cuando su padre se acercó para recordarle que la teta estaba rota se volvió a quedar dormido enseguida.
Hoy que ha sido el segundo día también bien. Hasta mediodía (hora de su siesta) no han pedido teta y luego han vuelto a pedir alguna vez aislada, pero cuando les recordamos que la teta está rota y no funciona no se quejan y siguen con lo que estuvieran haciendo.
Como hoy han hecho siesta en el coche, no hemos conseguido que se duerman hasta casi las 12 de la noche. Ona se ha dormido encima mío y Arán junto a su padre mientras le hacia un masajito.
De momento la parte positiva es que, salvo cuando se despertó Ona ayer a las 4 de la mañana, el resto de las veces apenas lloran por no tener teta. Se quejan un poco y ya está. De hecho esta noche se han dormido sin ni tan siquiera quejarse, lo único que pobres dan muchas vueltas porque no saben qué hacer o cómo ponerse para quedarse dormidos sin teta.
Por suerte estos niños nos lo ponen todo muy fácil.
Os seguiré contando cómo va.