Antes de que naciese Roc me había hecho una idea bastante dura de lo que iban a ser los primeros meses en casa con dos niños de tres años y un bebé recién nacido. Por suerte, la idea que me hice, que incluía noches en vela y no poder disfrutar de ninguno de los tres peques en condiciones, no es ni de lejos nuestra realidad.
Nada más nacer Roc tuvimos la «mala suerte» de pillar a más de media familia fuera de combate con gripes y demás virus y eso nos hizo tener que adaptarnos a nuestra realidad los 5 solos desde el primer momento, pero ya adelanto que está yendo la mar de bien.
Es cierto que tras el parto yo me encontraba super bien y realmente no «necesitaba» que nadie se quedase con Roc y conmigo en el hospital. Aún así, mi hermana pequeña se quedó la primera noche (decidimos que mi marido se fuese con Arán y Ona a casa) y la segunda noche me quedé sola. ¡Ojo! me quedé sola con Roc porque quise, que mi hermana pequeña se ofreció de nuevo pese a que tenía que volver a trabajar al día siguiente y mi amiga Carla insistió mucho en quedarse conmigo. Pero realmente me encontraba muy bien y no había necesidad de hacer pasar una mala noche a nadie.
Esto que para muchas mamás será lo más normal del mundo, a mí me parece todo un logro porque cuando nacieron Arán y Ona me sentía totalmente dependiente de mi marido para el día a día con los peques. Me costó mucho tiempo atreverme a salir sola con los dos por miedo a que se me pusiesen a llorar a la vez y que no pudiese atenderlos. En cambio, con Roc desde el primer momento me lo he colgado encima cual marsupialito y he ido sola con él a todos los sitios, incluidas las revisiones del postparto o la revisión médica para la renovación del carné de conducir.
Al ser el tercero y ser solo uno me parece muy fácil poder ir con él a cualquier sitio y esto para mí es totalmente nuevo.
En cuanto al día a día en casa, nosotros antes de que naciese Roc ya pensábamos que Arán y Ona iban a llevar bien esto de la incorporación de un bebé a la familia porque ellos ya son dos y están acostumbrados a tener que esperar para ser atendidos, digamos que no hay trono que destronar, y porque tanto en el nido de crianza como en casa hemos trabajado con ellos durante todo el embarazo la llegada de un hermano a través de cuentos infantiles. Les hemos explicado desde el primer momento que conllevaría que Roc llegase a casa y, para la edad que tienen, lo han entendido y comprendido a la perfección y lo han llevado y llevan mejor de lo esperado.
Por el momento, se preocupan mucho por su hermano, no les gusta oírlo llorar, pero lo que más me sorprende a mí de todo, es que Roc se lleva todo el día encima de su padre o mío y ellos lo viven como algo natural. Roc duerme con nosotros o se queda en el comedor mientras ellos tienen que irse a su habitación a dormir y lo viven como si siempre hubiese sido así, en ningún momento nos han dicho aquello de «¿por qué Roc sí y nosotros no?».
Estoy gratamente sorprendida. Sabía o imaginaba que lo llevarían bien, pero de verdad que no imaginaba que tanto.
Veremos cuando Roc empiece a moverse y a molestarlos.
En cuanto a Roc pues es un bebé que lo pone todo muy fácil. Duerme, come y mancha los pañales. ¡Ojo! Esto no quiere decir que se duerma solo o que se quede tranquilo en la hamaca, de hecho ahora mismo lo tengo encima, lo que quiere decir es que mientras duerma con nosotros o esté encima nuestro no hay bebé y él así feliz y nosotros también.
Por último, el tema de la lactancia ha ido rodado también. Roc no perdió casi peso en el hospital. Lo tenía todo el día encima y le ofrecía pecho siempre que me lo pedía (incluso a veces sin pedirlo), la leche me subió enseguida y no he tenido dolor, heridas, etc.
Esto también es totalmente diferente a mi experiencia con la lactancia con Arán y Ona que, aún naciendo con buen peso, no dejaban de ser prematuros y eso implicaba que tenía que despertarlos para darles el pecho, que se dormían durante las tomas, que me dolía el pecho, que tuve que usar pezoneras los dos primeros meses y sobre todo que ERAN DOS!… Nada que ver con la lactancia con Roc.
En conclusión, nuestros primeros días como familia numerosa están siendo más fáciles de lo esperado. Ya le he dicho a mi marido que eso no le beneficia (refiriéndome de cara a pedirle un cuarto hijo en un futuro) jejejeje
En dos semanas mi marido vuelve al trabajo. Esa si que será la prueba de fuego aunque, de momento y hasta septiembre hará reducción de jornada, así que, por la tarde estará en casa y eso hará que tanto mi adaptación como la de los peques sea más progresiva. Poco a poco 😉