El confinamiento por la pandemia del famoso coronavirus me pilló casi de imprevisto.
El miércoles de la semana pasada es cuando empecé a escuchar que desde el gobierno se estaba planteando el cierre de los colegios en Catalunya para el lunes siguiente, pero ese mismo jueves a mediodía se acordaba el cierre de las escuelas para el día siguiente y, apenas unas horas después, se declaraba el estado de alarma, sin dar tiempo, al menos en mi caso, a interiorizar o prepararme para lo que estaba ocurriendo.
Pasó todo tan rápido que no me dio tiempo a planear rutinas, horarios o actividades. Lo único que hice, cuando empecé a escuchar hablar del cierre de las escuelas, fue comprar un kit de plastilina y un par de juegos de mesa nuevos por si las moscas.
Y la verdad es que no sé cómo lo hemos hecho, pero sin quererlo o sin habérnoslo propuesto, tenemos las rutinas muy marcadas y eso ayuda a que los días estén pasando mucho más rápido de lo que me imaginaba.
Mi marido teletrabaja en casa de 8 a 17.30 y solo sale del despacho para desayunar y comer. Así que estoy «sola» con los peques la mayor parte del día.
Los peques se despiertan entre las 7.3o y las 8 de la mañana. La mayoría de días intento que se vistan antes de desayunar, pero si no, lo hacen después del desayuno. Y es que, sí o sí, aunque no salgamos de casa, todos nos vestimos nada más empezar el día. Si que es verdad que en mi caso no me pongo las lentillas, ni me maquillo.
Durante la mañana, mientras los peques juegan yo intento recoger la casa, hacer lavadoras, hacer la comida y limpiar. Me gustaría decir que tengo la casa como los chorros del oro, pero nada más lejos de la realidad. Con un bebé de 11 meses en casa a punto de caminar, el tiempo que tengo para hacer cosas se limita prácticamente a cuando el peque de la casa duerme y ese tiempo solo me da para recoger el piso por encima, hacer/recoger lavadoras y, con suerte, poder preparar la comida.
La parte buena es que los mayores se entretienen muchísimo juntos. Con lo cual, los tengo toda la mañana jugando, pintando, montando espectáculos, pintándose las uñas y/o montando aventuras que luego me explican.
A mediodía comemos todos juntos y después de comer y recoger la cocina es cuando hacemos alguna actividad «dirigida» con los mayores. Además, es la mejor hora para hacerlo porque normalmente es cuando Roc hace su segunda y última siesta del día y nos da un poco de tregua.
Llevamos una semana confinados y estas son las actividades «dirigidas» que hemos hecho hasta ahora:
- Día 1: Ver Frozen II y aprovechar el baño para jugar en el agua un buen rato.
- Día 2: Jugar a un nuevo juego de mesa. En este caso «Monza» de la marca Haba. Muy recomendable. A los peques les ha encantado y nos tuvo gran parte de la tarde entretenidos.
- Día 3: Ver la película de Cars 2 y hacer galletas caseras. Hace meses que mi amiga Sara nos enseñó a hacer las galletitas y aunque no es lo mismo hacerlas sin ella, nos salvó toda la tarde.
- Día 4: Jugamos con el kit de plastilina nuevo que había comprado antes del confinamiento.
- Día 5: Ver la película de Mulan. Preparar una manualidad para el día del padre y bailar.
- Día 6: Jugar al juego de mesa «El monstruo de los calcetines» también de la marca Haba y también recomendable 100%. Después vimos el concierto que hizo por Youtube la cantante Damaris Gelabert. A los peques les encantó. La verdad es que es de agradecer todos los espectáculos, conciertos, cuentacuentos y propuestas que se ofrecen gratuitamente por internet para entretener a los peques.
- Día 7: Hemos visto la película de Peter Pan y hemos celebrado el día del padre con una lasaña que me han ayudado a hacer los peques y con una tarta de manzana hecha por ellos y en la que yo solo les ayudaba. A Arán y Ona les encanta la cocina y ayudar en ella, así que, me resulta relativamente fácil entretenerlos cocinando.
Sobre las 18:30 horas empezamos la rutina de noche: duchas, pijamas, cenas, cuento y a dormir.
Se duermen entre las 20.30 y las 21h normalmente, así que, nos dan un poco de tregua para poder estar mi marido y yo solos un rato y aprovechamos para ver las noticias y comentar lo evidente.
Yo estoy escribiendo más de lo habitual porque es lo que más me sirve de desahogo en estos momentos. También estoy viendo por enésima vez la serie Friends que tiene el poder de alejarme de la realidad siempre que lo necesito aunque me la sepa de memoria.
Si que es verdad que dentro de esta rutina, tuvimos del sábado al martes al peque de la casa malito con fiebres altas y las noches han sido durillas, pero ya ha pasado y parece que todo vuelve a la «normalidad».
De cara a las próximas semanas de confinamiento algo que tengo que mejorar es hacer menos uso del móvil delante de los peques. Con esto de la pandemia que estamos viviendo tengo la necesidad de saber casi constantemente que está pasando en el mundo, a través de periódicos digitales y redes sociales, y eso no es bueno por dos motivos; el primero porque las noticias no son muy alentadoras y me provocan miedos y angustias que no quiero que se me disparen y, segundo, porque siempre hemos mantenido a los peques al margen de las nuevas tecnologías y hemos cuidado mucho el uso del móvil delante de ellos y no me gustaría cambiar ese hábito ahora.
Pero vamos, que puedo decir que la primera semana de confinamiento ha sido superada con éxito y lo ha sido porque los peques se portan y están la mar de bien y, sobre todo, porque seguimos todos juntitos y sanos en casa. Algo que valoro más que nunca y por lo que doy gracias cada noche.
Cada día que pasa es un día menos.
¡Ánimo! ¡Todo saldrá bien!
#yomequedoencasa